domingo, 16 de mayo de 2010

20 AÑOS DE CORPUS


Corría el año1990 cuando se me ocurrió junto con otros amigos cofrades instalar un altar para el Corpus,todo ocurrió sobre la marcha,por aquel tiempo,hacia yo las veces de sacristán en la Parroquia de los Mártires, esa mañana D. Antonio Ruiz el Párroco salio pronto para la catedral y se extraño de verme alli temprano, pero no quise decirle que pensaba poner un altar en el corpus, no fuera a negarse, el Corpus era una celebración de toda la vida, venida a menos, de echo se encontraba bajo mínimos y solo se instalaba desde hacia tiempo un único altar, el de la Agrupación de Cofradias, las parroquias, grupos religiosos y cofradias no se molestaban en organizar nada, ni altares ni nada similar y la implicación en la festividad era solo el asistir a la procesión, la cual realizaba el recorrido mas corto posible, pasando eso si por calle Larios.

Durante la mañana mis amigos, Miguel, Alejandro, y Jesús y yo mismo fuimos trasladando una mesa y algún que otro paño y centros florales a un improvisado y pequeño altar que se situó en la confluencia de calle Granada con Santa Lucia, la cortina del dosel era el paño que se ponía en la parroquia en el reclinatorio de las bodas, y lo colocamos en la calle con un cordel de tender, de pared a pared.La imagen que lo presidio, no podía ser otra que la pequeña Virgen de Dolores y Esperanza que labro en terracota Eduardo Siles y que al año siguiente se coronaria liturgicamente en el Cister, por ese tiempo era la semilla de lo que hoy ha resultado ser una gran hermandad, para esa ocasión la imagen la vistió mi amigo Jesús Hinojosa.

La mañana fue una sorpresa para todos, tanto para nosotros al ver la acogida simpatica de la gente, en especial de los cofrades, como para todos en general al paso de la carroza del Santísimo, cuando una vez que había pasado se paro el Señor Obispo y se giro junto con sus acompañantes haciendo ante la Virgen una reverencia, para nosotros el gesto fue indescriptible pues suponía la aprobación de algo realizado con cariño, para reverenciar y alabar a Cristo Sacramentado, para la gente era la aprobación a lo que suponía el primer altar en el desfile del Corpus en años, aparte del ya oficial.

Ese día sufrí la tremenda reprimenda de mi párroco por no consultarle, y tomar cosas de la parroquia sin pedirlas, ciertamente tenia toda la razón, aunque mas tarde se alegro de todo al recibir las felicitaciones en el propio Obispado por ser la única parroquia que se le ocurrió retomar los altares del Corpus.

De todo esto hace 20 años, y todos y cada uno de ellos he continuado la labor emprendida aquel día con esfuerzo, pocos medios he ilusión, por la mejora de la solemnidad, y porque creo firmemente que la ciudad ha de engalanarse al paso de Jesús Sacramentado con lo mejor que podamos ofrecerle, con sacrificio, trabajo y amor.

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